Himnario Adventista 371 al 480
Cristo entonaba cantos de alabanza
A menudo expresaba su alegría cantando salmos e himnos celestiales. A menudo los moradores de Nazaret oían su voz que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios. Mantenía comunión con el Cielo mediante el canto; y cuando sus compañeros se quejaban por el cansancio, eran alegrados por la dulce melodía que brotaba de sus labios. Sus alabanzas parecían ahuyentar a los malos ángeles y, como incienso, llenaban el lugar de fragancia. La mente de los que le oían se alejaba del destierro que aquí sufrían para elevarse a la patria celestial.—El Deseado de Todas las Gentes, 54El alba lo encontraba a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras, o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del Cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonados.—El Ministerio de Curación, 34.Cuando Cristo era niño, como estos niños que están aquí, fue tentado a pecar, pero no se rindió a la tentación. Cuando llegó a tener más edad, fue tentado, pero los cantos que su madre le había enseñado a entonar acudían a su mente, y él elevaba su voz en alabanza. Y, antes de que sus compañeros lo advirtieran, estaban cantando juntamente con él. Dios quiere que usemos toda facilidad que el Cielo nos ha proporcionado, para resistir al enemigo.—Manuscrito 65, 1901; El Evangelismo, 363.Por la noche y por la mañana, uníos con vuestros hijos en el culto a Dios, leyendo su Palabra y cantando sus alabanzas. Enseñadles a repetir la Ley de Dios. Respecto de los Mandamientos, los israelitas recibieron esta instrucción: "Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes". De acuerdo con estas palabras, Moisés instruyó a los israelitas en cuanto a ponerles música a las palabras de la Ley [...]. {Mu 9.7}
Si era esencial para Moisés encarnar los Mandamientos en el cántico sagrado, de manera que cuando marcharan por el desierto los niños pudieran aprender la Ley versículo por versículo, cuán esencial es en este tiempo enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios. Acudamos en ayuda del Señor, instruyendo a nuestros hijos para que guarden los Mandamientos al pie de la letra. Hagamos todo lo que esté de nuestra parte para hacer música en nuestro hogar, a fin de que el Señor pueda hacerse presente.—The Review and Herald, 8 de septiembre de 1904; El Evangelismo, 364, 365.